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Tuesday, September 13, 2016

La visita del Dr. Eduardo Alfonso un honor para los naturistas cubanos.


El Dr. Eduardo Alfonso promotor de la Medicina Natural en América.
Cuando se habla de Medicina Natural la primera imagen que evoco es la del Dr. Eduardo Alfonso y Hernán. El Dr. Eduardo Alfonso  nace el 29 de noviembre de 1896 en Madrid, España y se licencia en Medicina en la Facultad de San Carlos de la misma ciudad en 1917, teniendo como maestros a Ramón y Cajal y Rafael Forns, este último discípulo del Dr. Letamendi y Manjarrés como podemos encontrar en su obra “Mis Recuerdos” conocidos estos por ser promotores de una vida sana de acuerdo a las leyes de la naturaleza.
Durante los primeros años de siglo se publican en España los primeros artículos en La Vanguardia, escritos por el Dr. Falp y Plana, en defensa del vegetarianismo y en 1904 se funda la Sociedad  Vegetariana.
El Dr. Alfonso finaliza su carrera formando lo que se conoce como “triunvirato” con los doctores Casiano Ruiz Ibarra y Enrique Jaramillo médicos naturistas que representan las tres tendencias del naturismo español:

Dr. Jaramillo formado en Alemania, Ruiz Ibarra se integra como parte de la medicina general española y Eduardo Alfonso a la medicina universitaria.
En 1919 Ruiz Ibarra era nombrado presidente de la Sociedad Vegetariana Española y como vicepresidente Eduardo Alfonso cuya revista “Acción Naturista” de un marcado carácter médico de teorías naturistas, lo hizo ocupar un lugar destacado. Una corriente inspiradora de valores como parte de un compromiso humano.

Era necesario un cambio en las costumbres insanas de nuestros ancestros la cura de las enfermedades y una prevención a través de la trofología que no es más que el estudio que propone el orden en las distintas ingestiones diarias. Las mezclas impropias de alimentos producen fermentos adversos a la salud y a pesar de ser criticada la trofología toma preponderancia por tratarse de una recomendación de consumir productos de fácil digestión sin ocasionar un desgaste de energía la cual  el cuerpo utilizará para curarse y fortalecer su sistema inmunológico.
Eran dos las tendencias surgidas en el naturismo emergente:
1.- La Medicina Natural, integrada por el naturismo-vegetarianismo como movimiento social al que se incorporan los profesores naturistas denominados más tarde como NATURÓPATAS.
2.- Los médicos alópatas que se vinculan a los movimientos políticos: anarquistas, sociedades secretas o masonería, que apelan a un regreso a la naturaleza como el nudismo, fase de simplificación del esfuerzo del cuerpo en contacto con el medio natural que le rodea aumentando su bienestar y armonía. Este último se vio como pretexto para enfrentarse a la medicina oficialista.
Lo que se perseguía con estas prácticas naturistas era tratar las enfermedades que se creían incurables. El naturismo se convierte en un movimiento fuerte que en poco tiempo celebra reuniones y congresos, publicación de revistas con temas naturistas, agricultura sana como anticipo a lo que llamamos hoy agricultura orgánica y/o ecológica. También se incluía en este movimiento la elaboración de productos naturales, como concentrados, cápsulas y supositorios, envolturas, baños de chorros etc. Recuerdo que por esa época también Jetro Khloss en los Estos Unidos había creado una empresa familiar basada en su libro “Back to Eden” o “Regreso al Eden”, la venta de hierbas medicinales, compresas, cataplasmas y otras formas de prácticas de naturismo.
En España la Medicina Natural promueve sus bases, se crean las sociedades naturistas y los médicos recurren a un giro de regreso a la naturaleza, un movimiento que prometía ante la pobreza, el trabajo duro y la lucha por la supervivencia de los más necesitados.
Por aquella época la influencia alemana del Abate Nippe, las curas a través del agua y los baños derivativos de Louis Kuhnne en Leipzig  revolucionaron  la medicina que necesitaba ser integrada a la naturaleza. La trasgresión a esta era el motivo y  origen de las enfermedades. Estos operarios de la salud curaban diversos males como la viruela y otras enfermedades mortales como cáncer, tuberculosis, gangrena etc. El naturismo alemán surgió de forma empírica pues como toda ciencia el empirismo es el camino trillado del científico. El empírico es sabio y su naturaleza es la observancia de los fenómenos del entorno los cuales son estudiados, la frecuencia con la que se manifiestan y el origen de los mismos, basados en la tesis de error-acierto y los registros de aporte.

Más atrás en la historia,  había nacido en 1098 la Abadesa Hildergarda Von Bingen una religiosa heredera de la sabiduría ancestral de la naturaleza en la Alemania de la Edad Media, quien se destacó por su vida de santidad y la riqueza de su enseñanza. Era una mujer culta, elevada, fuera de su tiempo y que hoy es conocida como la Santa Ecologista por su tratado de plantas y del conocido libro “Causas y Remedios de las Enfermedades”  en el cual plasma lo que percibía en sus visiones, que la Tierra era redonda y pequeña, adelantándose a la formulación del modelo de Nicholas Copérnico que nació mucho después, en 1473.  En esa época ella explica los movimientos planetarios en los signos del Zodíaco y en su libro aparecen descripciones de lo que hoy se conoce científicamente como el efecto Doppler de la luz de las estrellas lejanas, una mujer adelantada a su tiempo.
Muchas personas cultas trabajaron a favor del rescate de la medicina que proporciona una vida pura y natural, lo que el Dr. Eduardo Alfonso lleva a vías de hecho. Refuerza el movimiento naturista creado en España sobre un criterio médico que tiene su origen en la medicina hipocrática basada en los humores que se manifiestan en el cuerpo humano tomando como bandera de referencia la frase sabia de Hipócrates: “Si has enfermado, haz lo contrario que has hecho para enfermar y hallarás la salud”. Alfonso elije la Medicina Natural como método para la sanación del  “enfermo” el cual no era visto como tal, sino como sujeto desarmonizado que debía reestructurarse a través de la higiene, siguiendo leyes y preceptos establecidos en materia de salud a asumir. Así se fortalece el movimiento naturista en la España de los años veinte. El Dr. Eduardo Alfonso, Enrique Jaramillo y Casiano Ruíz Ibarra el cual se definía como fisiatra son los pioneros de esta corriente que más tarde revolucionará la medicina desde la Península Ibérica a  Europa y América.
Proponen que la Medicina Natural era integral basada en la prevención, terapia física, dietética lo que se conoce como medicina clásica natural. La Medicina Clásica Natural se basa esencialmente en el empleo de remedios de origen vegetal, mineral como factor de curación a  través de la alimentación o dieto terapia, ayuno, empleo de plantas y hierbas como fitoterapia, baños de aire o aeroterapia, baños de mar o talasoterapia, aplicación de barro, arcilla o tierra como geoterapia, la climoterapia que consiste en regular la temperatura y equilibrio a través de los cambios de las estaciones, fortalecimiento a través de las inclemencias del tiempo, frío y calor que refuerzan la piel y equilibran los humores. Son parte integral masajes, ejercicios al aire libre y  la psicoterapia basada en la ayuda psicológica para que el sujeto mantenga y restablezca la armonía o equilibrio en cuerpo y alma. Actitudes de amor y compasión también era comprendido como la terapia de realizar buenas acciones para engrandecer el espíritu.
Lo que más recalca  la Medicina Natural es estimular el sistema inmunológico de forma no invasiva, sin producir efectos adversos  o secundarios sólo basado en la respuesta natural del cuerpo llamada Crisis Curativa.
La Medicina Natural clásica que heredamos del trinomio español del Dr. Alfonso, Jaramillo y Casiano Ruíz,  es la educación para la adopción de hábitos saludables, porque lo primordial es no dañar para que no se instale aún más  la enfermedad, sino activar la sanación como respuesta inversa del organismo. La Medicina Natural establece que la fiebre es un aviso del calor que tiene el cuerpo por fermentos que ocurren en un inadecuado consumo de alimentos malamente combinados o cocinados en exceso, calor que debemos regular para el bienestar y armonía. Evitar y eliminar los químicos que inhiben el funcionamiento de la recuperación natural, lo que hoy en día se rompe a través del uso y abuso de antibióticos, ANTI-BIÓTICO que es ANTI-BIO (anti-vida teniendo en cuenta la raíz de la palabra) elimina del sistema los patógenos pero también las bacterias benéficas que ayudan en el equilibrio de defensa.
A los 24 años el Dr. Eduardo Alfonso ingresa en el Ateneo de Madrid junto a Mario Roso de Luna, miembro del ateneo y masón. Fundan La Schola Philosophicae Initiationis en 1928 la cual declaran como objetivo “El estudio de las filosofías, ciencias y artes, comparadas y en sus mutuas relaciones, y por finalidad la salud y cultura de sus miembros y progreso moral”. La organización se establece como centro de estudios en Manzanares el Real en Madrid, donde construyen La Casa del Filósofo que  podemos ver en la foto. Más tarde el franquismo terminó con este proyecto, tras la Guerra Civil Española. En 1935 Ruiz Ibarra nombra a la Medicina Natural como FISIATRÍA intentando obtener la aceptación frente a la oposición oficialista. Pero el Dr. Eduardo Alfonso descontento con la propuesta y firme en la defensa de esta filosofía de vida escribió: “Yo que he estado tan de acuerdo siempre con el Dr. Luis Ibarra, disiento esta vez totalmente de su criterio. También los demás médicos naturistas en España y la mayoría de los naturistas no médicos tenemos dignidad, sensatez y respeto a nuestras propias personas, y no pensamos abdicar de nuestro honroso adjetivo de naturistas. Yo no me atrevo a renunciar a un adjetivo por el cual he luchado y me he sacrificado toda la vida, cuando precisamente se empiezan a recoger los frutos de esa lucha y a ser aceptado por el mundo culto y entre mis pacientes” aseguró.
En 1942 tratan de aplastar este movimiento en el momento de mayor esplendor y el Dr. Alfonso es procesado y condenado  por haber pertenecido a la masonería. Al terminar la Guerra Civil Española fue encarcelado por el franquismo en el penal de Burgos y después de varios años en prisión se exilió en América, por defender sus posiciones parte al destierro, recorre América y busca una base de asentamiento en Chile y allí vive por un tiempo. Conferencias y charlas en el cono sur son remuneradas y en Argentina a pesar de ser un país de tradición en el consumo de carne, encuentra personas que abrazan el naturismo que promueve a través de varias publicaciones en Mendoza y Santa Fe.  Los santafesinos quedan marcados por sus enseñanzas. La cura de pacientes lo coloca en un lugar cimero. Escribe en sus memorias: “Después de año y medio en Chile, hospedado en casa de mis dos grandes amigos César Vázquez Ambrós y Francisco Robira (que fue un tiempo secretario de Krishnamurti, por su dominio del inglés), marché a la Argentina, donde ya no hubo dificultades económicas porque me pagaban las conferencias espléndidamente.”
Era el Dr. Eduardo Alfonso un enlace entre asociaciones naturistas de Latinoamérica y España, las cuales intercambiaban una publicación que ayudaba a reavivar la forma de vida natural con entusiasmo,  como filosofía de vida y compromiso
psico-social para contribuir a un mundo mejor sin el sufrimiento animal y en la lucha contra las enfermedades.


Visitó varias veces la Asociación Naturista Vida de Cuba fundada en 1935 por republicanos y anarquistas asentados en la isla, canarios, catalanes, portugueses y cubanos descendientes de españoles. Los naturistas en Cuba esperaban ansiosos la llegada del Dr. Alfonso para recuperarse de sus males. Y muchos  se convirtieron al naturismo después de los testimonios de personas que habían sido casos terminales de cáncer, cirrosis, tuberculosis y sífilis. Allí conocí a un paciente de sífilis del Dr. Alfonso, era un español que mostraba orgulloso las fotos con el Dr. en sus visitas a Cuba.  Era una hermosa figura clásica griega. A sus 90 años era un roble, alto, de vivos ojos azules penetrantes y cabello hirsuto, piel soleada y sana que definía cada músculo de su cuerpo, como Atlas. Llegó a Cuba como uno de los tantos que arribaron a la isla buscando prosperidad económica. A pesar de ser nonagenario parecía tener 60 años porque llevaba a pie juntilla el método del Dr. Eduardo Alfonso que le salvó la vida gracias a las recomendaciones plasmadas en su  libro “Curso de Medicina Natural en 40 Lecciones” que era todo un tratado científico muy
adelantado a su tiempo.






El Dr. Eduardo Alfonso  se convirtió para los naturistas de la isla en un ejemplo y un modelo a seguir de esperanza de vida. Este
ex- paciente de sífilis nos contaba de las curas en el río Cambute de Guanabacoa que rodeaba la Finca Naturista frente al Cementerio de los Judíos en La Habana y que Alfonso le dijo que para salvarse debía hacerlo consumiendo alimentos crudos y cavar un hoyo profundo al lado del río para cubrirse de lodo hasta el cuello (fangoterapia) durante 48 horas expuesto al sol y al rocío.  En su apoyo los miembros del club le suministraban porciones de agua para beber, le colocaban  hojas de lechuga para cubrir sus ojos y  protegerlo de los rayos del sol que bañaban la bucólica Finca de los Naturistas en Cuba.

El centro contaba con una Casa Club donde los sábados y domingos se celebraban reuniones de los miembros. Para tener acceso a las actividades se pagaba una cuota mensual o anual que otorgaba el derecho a participar de conferencias, charlas y paseos, además de una excelente biblioteca y hemeroteca alegórica al naturismo, nudismo, crudivorismo, etc. Era una comunidad organizada con un presidente comprometido, profesional donde  muchos eran doctores, abogados, contadores, arquitectos e ingenieros, de estos los más cultos fueron parte de la directiva. Tan adelantada a su época era la institución que las mujeres disfrutaban de los mismos derechos y deberes que los hombres. Todos tenían como principio fundamental la alimentación vegetariana. Había además una instalación  aledaña a la casa central construida con techo de palma el cual era sostenido por columnas de madera, el típico “bohío” que por causa desconocida quedó consumido por las llamas. Las fotos de archivo mostraban en el bohío una larga mesa de madera rústica en donde colocaban diferentes platos de la culinaria española sin productos de origen animal, lo que era una condición sine qua non. Garbanzos y judías sin carne, suculentas patatas, arroz amarillo estilo español hecho con arroz  integral y alguno que otro menú de la cocina criolla cubana, como el famoso congrí, vegetales y frutas frescas del huerto in situ. La famosa Panadería EL Integral reconocida por el pan naturista y tipos de trigo desde el sarraceno, pan de avena, cebada y otros era propiedad de un español que se anunciaba en el boletín o Carta Mensual de la asociación.

Los miembros disfrutaban de las aguas puras del río, allí recibían las bondades de la naturaleza a través de los baños de sol, aire y fango. Permaneciendo descalzos debajo de los árboles frondosos alimentándose de su energía y de la enorme cantidad de frutas exóticas de diversas clases sembrados por la famosa casa Pestonit especializada en plantas ornamentales y frutas. Como toda una bendición comí el caimito blanco y el morado, variedades poco conocidas de mango, como el mango “chupete”, el filipino, otro en forma de un pequeño pepino muy raro, “mango señora” y pude degustar los dulces nísperos y demás sapotáceas como el mamey rojo y el de Santo Domingo, una gran variedad de aguacates, mamoncillos y de las más variopintas guayabas como la del Perú, “las guayabitas cotorreras” llamadas así con desdén por su tamaño pero de dulce sabor. Los españoles habían sembrado unas parras que cuidaban con mucho amor y que mantenían como reliquia a pesar del sol y el clima caribeño. El acercamiento a la tierra me cautivó, introduciéndome cada vez más en ese mundo de Dios, absorbiendo con avidez los libros de naturistas como Letamendi, Dr. Vander, Enrique Jaramillo, Ruíz Ibarra, los baños derivativos de Louis Khune, el Hata Yoga de Indra Devi y otros. Muchos viejos miembros que quedaban allí me ensañaron el baño bajo la intensa lluvia fría que corría del techo por las canales de desagüe y me decían: “deja que la lluvia te cale los huesos porque eso te fortalece”. Disfrutaba del silencio del lugar,
los olores tempraneros, el silbido del viento, el canto del pájaro y el sonido de sus alas, era un paraíso en la tierra, un paisaje de campiña con el típico flamboyán de las pinturas de Felix Ramos. El sueño de amor a la tierra que llevó el inmigrante como mi abuelo canario quien sembraba en un pedacito de tierra cubana frutas y verduras, lo que me permitió de niña conocer en compañía de mis hermanos el albaricoque y la uva climatizadas que a pesar de no ser endémicas abuelo cosechaba con la magia de sus manos, para después brindarnos un poco de Gofio. A pesar de vivir distante, él nos visitaba los días de logia con sendas bolsas en cada hombro llenas de productos de su huerta, que nos salvaron a todos de la escasés de alimentos y del razonamiento impuesto.

Inmersa en el mundo del naturismo que abracé con pasión, pude ver las fotos inéditas del Dr. Alfonso rodeado de naturistas octogenarios y centenarios, familias enteras,  parejas jóvenes con hijos, semidesnudos algunos en shorts y sin prejuicio los cuales coincidían en su búsqueda de perfección a través de la buena salud. El Dr. Alfonso visitaba Cuba porque allí lo esperaban ansiosos sus seguidores. La Revista Mensual de los naturistas en Cuba reflejaba la fecha de su llegada y la despedida era siempre la misma, terminaban hablando de su terruño, allá en tierra lejana, amor guardado en el fondo de sus corazones.

Años después (1987 – 1989),  la Asociación Naturista “VIDA” fue nuestro bastión en defensa de lo que se vislumbraba para el mundo a través del despertar de la conciencia a la que se refiere el libro “Primavera Silenciosa” de Rachel Carson.  Polo y yo animados por los ideales naturistas y ecologistas tomamos las riendas de la institución que parecía extinguirse, como relevo de una generación de longevos que defendían principio y causa de valores inalienables y a los cuales por la edad avanzada de sus miembros irrespetuosamente tildaban de decadentes. Ellos felices con los nuevos aires que insuflamos a la institución que coincidieron con los de la Glasnost y la Perestroika en esta nueva etapa.  Así el proyecto de rehabilitación del centro entró en marcha. No obstante el éxito de tantos esfuerzos fue incomprendido por las autoridades de gobierno y en una demostración de fuerza y poder decidieron cerrarla, alegando que la institución no cumplía con los objetivos por los cuales había sido fundada a pesar de estar asentada legalmente desde 1935 en el Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia y cumplir con las normas establecidas, como reunión periódica, elecciones, actividades. Una institución en peligro de extinción que levantamos a fuerza de un llamado al rescate de una membrecía dormida pero que se integró nuevamente y que renació de sus cenizas cual ave fénix. De un total de 50 miembros pudimos agrupar 150 más para que no muriera la institución, insuflada esta vez por jóvenes activos interesados en el legado, lo que alarmó a las autoridades que necesitaban un pretexto para expropiarla. El boletín mensual tomó forma nuevamente después de que el viejo y moribundo mimiógrafo  lo reviviera Polo y lo utilizáramos con entusiasmo a pesar de la carencia de papel y tinta, un privilegio sólo de las empresas estatales. Con esfuerzo titánico hicimos el primer boletín pero  la paranoia oficial lo vio como instrumento de propaganda enemiga, aunque nunca utilizamos un lenguaje ofensivo. La maquinaria burocrática de la isla en contubernio con los elementos más reaccionarios del oficialismo no tuvo compasión ni la visión democrática que a largo plazo podía desempeñar la institución en su nueva etapa.

Fueron tiempos difíciles y nos convertimos en los últimos directivos, nos tocó ser desalojados por la fuerza, con violencia, en contra de nuestros derechos fundamentales de libre asociación. El padre de Camilo Cienfuegos un rebelde que había luchado junto con Fidel Castro y que era una forma de paladín de los naturistas ante los interventores había muerto. Libros y documentos que eran parte de la historia de la Asociación Naturista de vida activa por 54 años fueron quemados en una gran pira por fuerzas paramilitares, recordándonos el otrora régimen nazi bajo las órdenes de Goebbels en  los famosos “juramentos de fuego” donde faltaron las bandas musicales que los caracterizaban. Como los libros de Theodore  Dreiser y Helen Keller fueron echados al fuego en la Alemania de Hitler así sucedió en la Habana de 1989. Nunca olvidaré los libros de Helen Keller quien sólo abogaba por la justicia social, los discapacitados, los obreros y el derecho al voto de las mujeres, una huella imborrable para el pueblo judío y que cuando se vive y experimenta hiere profundamente el alma, se convierte en imagen imborrable el precio a pagar por la libre expresión del pensamiento.

Aunque años después algunos oficiales de gobierno reconocieron públicamente que estos hechos habían sido un error, finalmente  las tierras de la Asociación Naturista Vida están ocupadas hoy por elementos ajenos a los intereses de aquellos hombres y mujeres que con enorme sacrificio y capital humano, vinieron de muy lejos sintiendo la necesidad de defender sus ideales. Hoy es un barrio marginal e insalubre en las 13 hectáreas de tierra llena de historia, la extensión del basurero municipal de Guanabacoa donde aguardan desechos contaminantes amenazando el manto freático y el aire puro de aquel que fuera un excelso lugar. El Río Cambute altamente contaminado de aguas residuale, hoy en sus últimos estertores a causa del impacto ambiental y ecológico sin retroceso de unidades militares depredadoras del medio y proyectos sin terminar que quedaron en el olvido. Hoy todo corresponde a un pasado que quieren adjudicarse algunos que se hacen eco de “vida natural” por snob y por un mandato oficial que salta a la vista sin filosofía de vida, pura falacia, negando la verdadera historia de un hermoso pasado reducido a cenizas.



El 25 de abril de 1950 el Dr. Alfonso llega a San Juan Puerto Rico después de un largo periplo por Las Américas, para ejercer
como profesor de biología en la Universidad de Río Piedras y de Biología e Historia en el Junior College de Puerto Rico donde se nacionaliza como ciudadano estadounidense.

Regresa a España en la década de los setenta, cuando el naturismo se encuentra el momento de mayor esplendor. La publicación de la revista INTEGRAL y la creación de la Asociación Española de Médicos Naturistas lo nombran presidente honorario. Su fallecimiento el 17 de Abril de 1991 sirve de colofón para una enseñanza de calidad de vida superior y ha sido y será el Dr. Eduardo Alfonso y Hernán un precursor de los verdaderos principios y valores de la salud y armonía para toda la humanidad.

Somos herederos de un legado que queda vigente a través de su obra. Sus libros son un portento de sabiduría y conocimiento
que él visualizó como necesarios para un futuro próspero y feliz  incluyente que fuera accesible a todos por igual.

Algunos de sus libros son:
1.-Curso de Medicina Natural en 40 Lecciones.
2.-La Religión de la Naturaleza
3.-Como Cura la Medicina Natural
4.-Manual de Curación Naturista
5.-Nutrición Humana y Cocina Vegetariana
6.-Bioquímica, Metabolismo y Alimentación Humana














Un paciente de sífilis en Cuba totalmente curado gracias a sus prácticas naturistas.

 Allí conocí a un paciente de sífilis del Dr. Alfonso, era un español que mostraba orgulloso las fotos con el Dr. en sus visitas a Cuba.  Era una hermosa figura clásica griega. A sus 90 años era un roble, alto, de vivos ojos azules penetrantes y cabello hirsuto, piel soleada y sana que definía cada músculo de su cuerpo, como Atlas. Llegó a Cuba como uno de los tantos que arribaron a la isla buscando prosperidad económica. A pesar de ser nonagenario parecía tener 60 años porque llevaba a pie juntilla el método del Dr. Eduardo Alfonso que le salvó la vida gracias a las recomendaciones plasmadas en su  libro “Curso de Medicina Natural en 40 Lecciones” que era todo un tratado científico muy
adelantado a su tiempo.



Curado de sífilis, una enfermedad de transmisión sexual que contrajo producto del submundo y la promiscuidad de la época y ante una belleza más que evidente, se había comprometió con una vida simple, sana y natural dejando atrás el pasado oscuro de vicios y dependencias. Dedicaba largas horas a exaltar su vida familiar, nos hablaba de su esposa e hijos y el sacrificio que implicaba que estos últimos salieran adelante para lograr exitosas carreras. Era un Adonis redimido a fondo y convencido, en él pude observar que vestía siempre el mismo pantalón ceñido mostrando su talle extremadamente sudado en el área baja de la espalda producto de largas caminatas bajo el sol cubano. Siempre sin camisa podía verse un vientre plano y definidos músculos abdominales acompañado de un sudor penetrante el cual mostraba desinhibido debido a que eliminaba toxinas y otros detritos de forma espontánea y natural; un “olor a monte” combinado con flores del campo y yerba que siempre llevaba consigo, ya fuera un mazo de alguna enredadera o planta silvestre que encontraba en el camino, también una ramita que por su aroma colocaba encima de la oreja para espantar el molesto zumbido de los insectos. Era como un Green Man o el Hombre Verde de los Celtas, era de origen vasco, campesino de pura cepa y estampa. Una vez lo vi  firmar un recibo de pago de miembro con una rúbrica que los grafólogos
determinarían la de un firma de un sujeto inteligente. Imponía silencio y respeto porque decía las cosas por su nombre, como mi abuelo pero con mal carácter. Era vital, su voz retumbaba el local de la Asociación Naturista Vida, todos le conocían y admiraban porque había absorbido un conocimiento extenso del naturismo a través de lecturas que ponía en práctica.


El Dr. Eduardo Alfonso  se convirtió para los naturistas de la isla en un ejemplo y un modelo a seguir de esperanza de vida. Este
ex- paciente de sífilis nos contaba de las curas en el río Cambute de Guanabacoa que rodeaba la Finca Naturista frente al Cementerio de los Judíos en La Habana y que Alfonso le dijo que para salvarse debía hacerlo consumiendo alimentos crudos y cavar un hoyo profundo al lado del río para cubrirse de lodo hasta el cuello (fangoterapia) durante 48 horas expuesto al sol y al rocío.  En su apoyo los miembros del club le suministraban porciones de agua para beber, le colocaban  hojas de lechuga para cubrir sus ojos y  protegerlo de los rayos del sol que bañaban la bucólica Finca de los Naturistas en Cuba.